Ciudad
Guayana y
Región como
un todo
El 29 de diciembre de 1960 cuando Rómulo Betancourt estampó el ejecútese al Decreto 430 que creaba la Corporación
Venezolana de Guayana, la región
exportaba más de 12 millones de toneladas de hierro extraídas del Cinturón
Ferrífero de Imataca, mientras en la zona de Matanzas centenares de técnicos y
obreros levantaban con tecnología italiana la Planta para manufacturar parte de ese hierro que se
estaba yendo a Siderúrgicas de ultramar.
Pero esas industrias, tanto la extractiva como la manufacturera, requerían
de abundante energía eléctrica que habría resultado muy costosa generar sino hubiera sido por la que existía en el
Caroní en estado potencial. De manera que paralelamente a la Planta
Siderúrgica del Orinoco se construía la
primera Presa Hidroeléctrica del Río Caroní: Macagua I y se proyectaba el gigante de Guri, junto con una
Planta de Aluminio de capital mixto con la Reynolds International.
La CVG absorbió por mandato de la ley esas empresas y proyectos en
ejecución, que hasta entonces eran patrimonio, y funcionaban bajo la administración del Instituto del Hierro y del
Acero y de la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní. A
esta última, la CVG le asignó la División
de Operaciones de Centrales Hidroeléctricas y la División de
Construcción de Centrales Hidroeléctricas.
La CVG, en consecuencia, nació al calor de la industria del hierro y
de la electricidad, pero como antecedente histórico, debemos decir que si bien
en 1926 ya se habían descubierto los yacimientos de hierro de El Pao, el
aprovechamiento del potencial hidroeléctrico del Caroní se venía planteando
desde 1904. En este año, se alentó por primera vez el proyecto de aprovechar los Saltos del Caroní como fuente hidroeléctrica siguiendo
el éxito de la primera central hidroeléctrica (1987) que tuvo Venezuela, la de
"El Encanto" en el Río Guaire, con una capacidad de 420 kilovatios y
la de Los Naranjos (1901 ), ambas construidas por la C.A. Electricidad de Caracas. El Cojo Ilustrado en su edición del primero
de enero de 1882 comenta una información procedente de París, según la cual,
serían aprovechadas las aguas del Sena como fuentes de energía eléctrica y añadía
el comentarista: "Que sea pronto esta verdad práctica una verdad científica, que lo que es para París el Sena, lo es
para Caracas el Guaire" y así/vino
a realizarse este vaticinio: abriendo paso a la interrogante para otras regiones de ríos más portentosos como Guayana
que con el sólo Caroní plenamente desarrollado podría alumbrar a toda
Venezuela y más allá de sus fronteras.
De manera que, cuando
por primera vez se habló de instalar turbinas en los
Saltos del Caroní fue en tiempos de Cipriano Castro, exactamente en 1904,
año en que una deuda de 20 millones de bolívares presagiaba tormenta para el país, y no
eléctrica precisamente.
Las tormentas
eléctricas, con raras excepciones, Caracas y Ciudad Bolívar entre ellas, eran la
única forma de electricidad conocida para muchos pueblos de la Venezuela
adentro al iniciarse el Siglo XX, no obstante, haber sido denominado el
anterior como el "Siglo de la Electricidad".
Ciudad Bolívar conoció la electricidad en 1911 bajo la administración
del Presidente del Estado, Arístides Tellería, después de Caracas que la conocía desde 1883 cuando el señor Carlos
G. Palacios instaló en las inmediaciones del mercado de San Pablo (Plaza
Miranda) una pequeña planta movida por un motor de vapor para iluminar al
Teatro Guzmán Blanco (Municipal) y la Calle Comercio.
Nuestros abuelos del Orinoco recuerdan la
primera planta eléctrica de Ciudad Bolívar,
combustionada con carbón antracita importado y en tiempo de escasez,
con leña cortada en los terrenos baldíos del Municipio. Con esta planta se
inició la C. A. La Electricidad de Ciudad Bolívar constituida el 22 de octubre de 1910. El alumbrado público se inauguró el
5 de julio de 1911 y la energía hidroeléctrica no llegaría sino medio siglo
después.
Cuando de verdad se
formalizó un proyecto efectivo y sostenido para el aprovechamiento del
potencial hidroeléctrico del Caroní fue en 1948. Entonces la Corporación
Venezolana de Fomento inició los primeros estudios que, en 1953, indujeron al
Ministerio de Fomento a crear una los recursos
energéticos, hídricos, minerales y forestales, entre otros.
Pero
la jurisdicción o radio de acción de la CVG no es monopólicamente Ciudad Guayana
como en un comienzo se criticaba, sino los Estados Bolívar, Amacuro, Amazonas y
Sur de Anzoátegui y Monagas. Ciudad Guayana
es tan sólo el centro de poder, asiento de las empresas básicas, el
núcleo más importante de ese desarrollo integral, que la CVG tiene como misión promover dentro del marco de
lineamientos del Plan de la Nación y en concordancia con lo establecido en el
Decreto Presidencial 282 sobre coordinación, control y tutela de las
empresas del Estado.
En
principio, cuando todo estaba por hacer, aún en el primer decenio, se abrigaba el temor, y esto lo acusaba sobremanera Ciudad Bolívar, de que Ciudad
Guayana creciera y se desarrollara macro-cefálica a expensas de las unidades
político-territoriales a su alrededor. Que se transformara en un polo de
atracción y no de irradiación de la riqueza que
allí se procesa. Realmente, ello se evidenciaba más por el hecho de que
Ciudad Bolívar perdía su rol de capital económica, tradicional del Estado, y gran porción de su población activa y
gerencial se desplazaba hacia la
entonces llamada Zona del Hierro. Era indudablemente un fenómeno demográfico y socio-económico inevitable e
incluso Ciudad Bolívar (Heres) y Upata (Piar) debieron ceder territorios para
la creación de un nuevo distrito (Caroní).
Lo que había que hacer era esperar que aquél
polo de desarrollo se consolidara para
luego precisar el nuevo rol de la Capital y demás ciudades de Guayana.
Sin embargo, muchos sectores no lo entendían y así el General Rafael Alfonso Ravard muy pronto pasó a ser
no bien visto, hasta el punto de ganarse peyorativamente el título de un
"Virrey" que sólo atendía y daba cuenta de sus actos al Presidente de
la República, eludiendo toda participación democrática de los sectores vitales
de la región. Era lo que entonces se criticaba, a través, de los medios de
comunicación social y tal vez ello indujo
al sucesor Argenis Gamboa a tener, por lo menos con Ciudad Bolívar, una
apertura de información y diálogo. De todas maneras, el Gobernador Carlos
Eduardo Oxford Arias (1969-1970) denunció públicamente
la situación de distanciamiento, y casi de conflicto, entre la CVG y la
Gobernación y, por supuesto, duró poco tiempo como mandatario regional.
La gestión bajo la presidencia de Leopoldo
Sucre Figarella modificó acentuadamente el esquema de trabajo y relaciones
llegando a ser menos centralista. Tal vez porque ya Ciudad Guayana había sido
consolidada como polo de desarrollo y entonces se hallaba en capacidad de
irradiar las bondades de un desarrollo industrial importante. De suerte que hoy
resultan escasos los puntos vitales de la región donde la CVG no tenga la mano
metida en función del desarrollo.
Aparte de Ciudad Guayana, asiento de las
empresas básicas y de un constante
desarrollo industrial y urbanístico, hasta el punto de que por la parte Oeste,
prácticamente, ha surgido una nueva ciudad de 15 mil hectáreas para
sustentar otro parque industrial; distintos puntos geográficos de su influencia han comenzado a ser parte de un
sistema interconectado e interrelacionado en el logro de un desarrollo
armónico en el ámbito regional.
Ciudad Bolívar, Tucupita, Puerto Ayacucho,
Upata. Caicara, El Callao, el Sur de Monagas y otros, han comenzado a sentir los
efectos del desarrollo promovido por la CVG. A la vista, está el desarrollo
forestal de Uverito, al Sur del estado Monagas; la empresa maderera San Juan,
en Caripito, que explota los recursos manglares del Oriente de Venezuela y; CVG-Proforca, que aprovecha las plantaciones de
pino Caribe; la empresa Minervén, en El Callao, que produce oro
comercialmente rentable; además, de las
empresas Revemín II, que optimiza el funcionamiento operativo del plantel industrial de Minerven y Protemin,
que explota las colas de Mocupia, módulos pesqueros, piscicultura rural,
desarrollo fructícola, cría de búfalos y
saneamientos de tierras para incorporarlas a la producción agropecuaria
en el Delta; explotación comercial de los bosques de Gurí e Imataca; programa
de explotación del caucho en Amazonas; el Parque Industrial los Farallones;
vialidad urbana y autopista de Ciudad Bolívar, vialidad urbana y autopista de
Upata; explotación de los
yacimientos de Bauxita en Los Pijiguaos; carretera a Caicara y Puentes del Caura, Aro y Cuchivero; Carretera Upata-El
Dorado y carretera El Dorado-Santa Elena; obras del Hospital de El Callao, Palacio
de Justicia de Ciudad Bolívar, acueductos y cloacas de Ciudad Bolívar,
canalización del río Yocoima, acueducto de Upata, entre muchas otras obras de
orden social, educacional, sanitario y cultural que sería largo enumerar y que
forman parte de la infraestructura global del desarrollo urbano e industrial
de la región Guayana. Guayana que hace 35 años tenía una población inferior a
los 300 mil habitantes, cuenta hoy, gracias a los planes y programas de
desarrollo en ejecución con una población superior al millón de habitantes con
una tasa de crecimiento del 3.96 por ciento afianzada sobre una tasa de
natalidad del 31 por mil y de mortalidad ubicada en 4,2 por mil. El 86,56 por
ciento de la población vive en centros urbanos y el 56,46 de la población
total tiene edades que oscilan entre los 15 y 56,56 años.
La fuerza de trabajo de la Región Guayana se
ubica a esta altura en 331.946, de los cuales sólo el 5 por ciento está
desocupada. Para 1994, meta del Plan de Inversiones de la CVG, se mantendrá ese
mismo porcentaje de desempleo, pero la
fuerza de trabajo habrá aumentado a 415.591 con 394.811 personas en
pleno empleo.
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