Este
trabajo de Américo Fernández es un aporte indiscutible al conocimiento del
esfuerzo desplegado en Guayana por sus hombres, para obtener el mayor provecho
de sus recursos naturales. Partiendo de su idea central sobre la utopía de El Dorado que ingenuamente esperaban
encontrarse los colonizadores. Este gran periodista nos adentra en una
historia de realizaciones guayanesas que superan cualquier tesoro que pudiera
entregarnos la naturaleza.
Creo importante el concepto desarrollado por el autor
en cuanto a percibir la riqueza guayanesa sólo como partida privilegiada para el necesario
esfuerzo de enriquecimiento humano. La idea de Américo Fernández responde a un
enfoque perfectamente coherente con una visión moderna de los procesos productivos
y de la capacidad competitiva que deben desarrollar las naciones. En el mundo
de hoy, los recursos naturales sólo toman sentido cuando el hombre los
transforma de manera eficiente y limpia.
No
se trata, como nos plantea el autor, de encontrar oro suficiente como para
agotar nuestras necesidades y apetencias, sin desplegar un esfuerzo creador.
Esa no es la historia que se reseña en este libro, sino el empeño necesario del
hombre en Guayana por planificar y ejecutar, de la manera más inteligente, el
aprovechamiento de una parte realmente única del planeta.
Pero
es el proceso de enriquecimiento del conocimiento humano el que hace dejar de
buscar las fantasía4) para comenzar a
encontrar las realidades maravillosas del ingenioso trabajo del hombre. Los
colonizadores no comprendieron que el
gran esfuerzo que tenían que hacer para remontar el Caroní y buscar el tesoro,
era en sí mismo su riqueza generadora de la energía más limpia.
Si bien encontramos en la obra un despliegue de
evidencias de los variados y voluminosos recursos naturales identificados
en Guayana, es igualmente generoso el autor en reseñar las investigaciones y ejecutorias
desplegadas por los hombres nacidos y llegados a estas tierras. Es tan
importante y significativa la obra realizada en la industria
eléctrica, del hierro, del acero, del aluminio, del oro, forestal, agrícola y
pecuaria; que se acrecienta la responsabilidad de quienes tenemos que
garantizar la continuidad del esfuerzo del hombre por aprovechar esa naturaleza de forma ingeniosa.
Hasta
ahora, el gran aporte financiero para mantener ese aprovechamiento de los
recursos de Guayana, lo hizo principalmente el Estado Venezolano. Pero la
pérdida de su capacidad como inversionista nos obliga a construir un modelo de desarrollo que incorpore capitales privados
nacionales e internacionales, para evitar interrumpir el esfuerzo
sostenido en Guayana para la construcción de "El Dorado para
orfebres" ideado por Américo Fernández.
Acordamos su publicación y recomendamos su lectura a
todos los hombres de Guayana, pero sobre todo a los del resto del país, que representados
por el Estado Venezolano han invertido allí.
Elías Nadin Ynaty Bello Diciembre, 1995
Elías Nadin Ynaty Bello Diciembre, 1995
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